Fraude amistoso: cómo afecta al e-commerce

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Las nuevas tecnologías en internet han cambiado el patrón de comportamiento de los consumidores, al permitir que estos puedan hacer sus compras donde y cuando lo desean. Una realidad que ha traído consigo también nuevas amenazas, que van desde los ciberataques a las empresas y marcas al pishing, entre múltiples posibilidades.

Amenazas que no sólo son grandes ofensivas en contra del sistema tecnológico, sino que se relacionan también con pequeñas estafas llevadas a cabo por usuarios, que se convierten en pérdidas para las tiendas online.

En total, por fraudes de consumidores, en España se pierden más de 100 millones de euros, según los datos aportados por el Consejo Económico y Social (CES), de los cuales una parte proviene de lo que se denomina “fraude amistoso” (friendly fraud) o en otras palabras “negación de la entrega” de los productos encargados.

Si bien son numerosas las pymes que invierten tiempo y dinero para en evitar acciones fraudulentas o durante el proceso de compra, para los casos de “fraude amistoso” la estrategia es más complicada, En este sentido, IMF Business School, explica que lo mejor que puede hacerse es conocer en que consiste la situación, para tratar de prevenirlo.

“En este caso, el pícaro, tras realizar la compra online, presenta una queja negando haber realizado dicha adquisición con excusas como: “yo no compré ese producto”, “no reconozco ese cargo” o “sí que lo compré, pero jamás me llegó”. Acto seguido efectúa una reclamación a su banco para que le sea devuelto el importe de esta, sin que exista una causa justificable”.

Precisamente es cuando la entidad bancaria acepta la reclamación que la empresa debe demostrar “con evidencias sólidas que la compra fue verídica” si quiere recuperar el pago. El problema surge, porque en muchos casos, las tiendas online “prefieren huir de estos procesos y asumir las consecuencias de este fraude, aunque estén seguros de que el comprador les está robando por miedo a que estos usuarios no vuelvan a comprar o puedan hacerse eco de esta situación alegando una mala experiencia de consumo que repercuta en el resto de los usuarios y por la falta de información.”

A pesar de que puede parecer un trámite complicado, muchos creen que se trata de un trámite complicado, IMF Business School sugiere que podría ser suficiente si los e-commerces presentan como evidencia el intercambio de correos entre el site y el consumidor, “eso sí, siempre y cuando pueda acreditarse su autenticidad”.

Una modalidad de fraude que se debe tomar en cuenta, especialmente ante las previsiones de crecimiento del comercio electrónico, y que deja en evidencia la necesidad de regulación y conocimiento para luchar contra este tipo de engaños en el e-commerce. 

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