El benchmarking se ha convertido en una práctica muy popular, que consiste en estudiar los aspectos más destacados de una compañía (sea competencia o no) para adaptarlos después a nuestra empresa y mejorarlos. No es lo que se llama, comúnmente, espiar y copiar sino aprender sobre las buenas prácticas de otras empresas para así avanzar y conseguir la excelencia.
La primera fase o paso del benchmarking es pensar en los aspectos que quieres analizar. Para afrontar esta fase, por lo tanto, tendrías que hacerte una serie de preguntas:
- ¿Qué objetivos me gustaría alcanzar?
- ¿Qué es lo que no funciona en mi empresa?
- ¿En qué estoy por detrás de mis competidores?
Una vez respondidas estas preguntas, lo que tendrías que hacer sería seleccionar la empresa de referencia o que quieres analizar. Elige siempre al mejor competidor para aprender de él.
Cuando ya hayas elegido a la empresa que quieres analizar, lo mejor es que determines qué información debes recoger. Es decir, tienes que tener muy claro el área de la empresa en la que quieres trabajar para aprender todo lo posible en esta sobre la empresa que estás analizando durante el benchmarking.
Ahora es el turno de recolectar y analizar los datos. Internet es una de las mejores herramientas para hacer benchmarking aunque también te puedes valer de los métodos más tradicionales como visitas a las empresas, entrevistas, encuestas, etc. Cuando ya hayas obtenido todos los datos que querías, revísalos al completo y anota conclusiones.
Y, ahora, es el último paso de la estrategia de benchmarking y no es otro que adaptar tu empresa a lo mejor de los demás. Es decir, tienes que pensar cómo implantar lo bueno que hacen las compañías a tu propia empresa.
