Vivir en la mente del consumidor, pero ¿de qué forma?

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Por Laura Gonzalez – Comunicadora social y periodista con experiencia en el desarrollo e implementación de estrategias de comunicación

Cuando hablamos de comunicación publicitaria hacemos referencia a ese mensaje con el cual queremos llegar a nuestra audiencia clave, teniendo como puente a diferentes medios. Pero ¿qué pasa cuando el mensaje es tan literal, que la reacción trasciende a lo negativo?

Recuerdo hace un par de décadas cuando los comerciales de televisión guardaban aún cierto recato, tanto en imágenes como en palabras; a mi modo de pensar, se respetaba un poco más a la audiencia dejando en la imaginación de cada uno lo que quisiera pensar. Así, bajo este panorama, los productos lograban llegar a la mente del consumidor.

Hoy, con lo mala televidente que soy, cuando me siento al frente del televisor me quedo perpleja ante los anuncios publicitarios que me hablan del sin número de enfermedades o síntomas que puede llegar a padecer una persona, desde catarro hasta piquiñas causadas por hongos en partes poco exploradas, o al menos a la luz pública.

Y es que cuando de creatividad se trata, hay mucha tela para cortar. A mi modo de pensar es un campo en donde el trabajo del publicista puede llegar a ser tan alabado como despreciado y esto no quiere decir que alguno tenga la razón.

El portal We Are Social ha realizado varios estudios en los que se concluye la percepción que tienen los consumidores frente a las marcas, dejando entrever un disgusto generalizado y críticas hacía ciertos aspectos específicos en los anuncios entre ellos las imágenes grotescas en spots farmacéuticos.

Así que, amigos publicistas, ésta es una invitación a explorar nuevos y mejores caminos creativos, nos les de miedo mostrar la realidad de una forma menos explícita y exagerada, preocúpense más por escuchar y analizar mejor a nuestra audiencia, reten a su imaginación, volviendo a lo básico, pero no simple de los mensajes publicitarios, sólo así podrán minimizar en ellos un sinsabor frente a las bondades que ofrezca un producto.

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