¿Cómo pueden ayudar la Neurociencia y el Neuromarketing a un político?

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Por Julio D. Díaz Robles – Director de Neuroinvestigación en NeuroM

El 1 de diciembre del 2012 fue el día en el que Enrique Peña Nieto asumía el mandato presidencial en México. Podríamos decir que fue el primer presidente de una nación de habla hispana en ganar una elección presidencial al aplicar las estrategias recomendadas por una agencia de comunicaciones que usó el neuromarketing para tal fin (se dice que Obama fue el primero en el mundo).

A partir de ahí muchos candidatos en todo el mundo lo hacen silenciosamente. No porque esté mal, sino por los paradigmas creados en torno a la aplicación de las neurociencias y el neuromarketing a una actividad que ya de por si es vista de reojo.

¿Será que, en general, el branding de un candidato -presidencial, municipal, congresal o de cualquier tipo- esté venido a menos de un tiempo a esta parte? ¿Y qué, muchos de los asesores de estos candidatos han encontrado en estas disciplinas una oportunidad para un “lavado de cara urgente y necesario”?

Como fuera el caso, ¿si el neuromarketing hoy logra descubrir las reales razones emocionales y cognitivas tanto subconscientes como racionales por las cuales las personas se conectan con las marcas, y si los candidatos pueden manejarse como marcas-personas, entonces, por qué el neuromarketing no podría hacer la misma tarea con ellos de manera eficiente y eficaz, con el plus de hacerlo éticamente? La respuesta es, si puede. Ya lo hizo. Y lo seguirá haciendo.

Lo importante en el mundo comercial no es conseguir que una marca sea número uno en su categoría, sino que se mantenga así por muchísimos años en la mente de los clientes y consumidores sin defraudarlos.

El neuromarketing aporta herramientas para recomendar estrategias innovadoras y efectivas sostenidas en el tiempo. No sólo puede hacer que un candidato gane una elección. Puede hacer que las labores de éste ya como presidente, por ejemplo, estén alineadas con el sentir de su pueblo y si se encuentra una desviación, proponer correctivos inmediatos. No estamos hablando de medidas populistas. Estamos refiriéndonos a acciones que sean percibidas como de valor por la propia población (en una analogía al target de una marca).

El neuromarketing (apoyado en la neurociencia) puede intervenir para recomendar el mejor mensaje (percepción):

  • De un candidato en sus discursos, validando tanto la imagen que proyecte como su lenguaje verbal y no verbal.
  • En toda la propaganda (publicidad), tanto si es impresa, en video e inclusive propaganda digital para redes sociales.
  • Y claro está, el contenido de los mensajes, tanto del candidato como de su propaganda.

Todo esto con solo descubrir lo que las personas que componen el segmento al que se dirige, piensan, perciben y sienten. Y esto no se consigue con focus group ni con encuestas. Hoy en Perú lo podemos hacer.

La conjunción de tres factores:

  • Un equipo multiprofesional: antropólogos, biólogos, psicólogos y marketeros;
  • Métodos psicoantropológicos: para estudiar las conductas y comportamientos de las personas y sus valoraciones emocionales subconscientes.
  • Y la utilización altamente técnica y de análisis de los resultados de dispositivos neurocientíficos: electroencéfalograma (medir engagement), Eyetracker (seguimiento ocular) y software para detectar emociones; hacen del Neuromarketing Político una realidad esperando el pitazo inicial para ganar campeonatos mundiales y no sólo partidos de primera fase.

 Nos despedimos con el lema de nuestra organización:

“¿Estás preparado para conectar emocionalmente con las personas”?

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